Joseba Asiron: “El cambio se dio en la sociedad y de allí pasó después a las instituciones”

Nacido en Iruñea en 1962, el historiador y profesor Joseba Asiron dio en las elecciones municipales de 2015 el salto a la política institucional, como cabeza de lista de EH Bildu en su ciudad. Fue alcalde de la misma en la legislatura 2015-2019 tras un acuerdo con Geroa Bai, Aranzadi e Izquierda-Ezkerra. Sin embargo, en los comicios de 2019 no fue posible reeditar el Cambio y ahora encabeza el grupo municipal de EH BIldu. Hemos hablado con él sobre su experiencia en la Alcaldía.

 

NOTA: Esta entrevista es una traducción propia de la versión original, en euskara.

Aprovechando la perspectiva que da el tiempo, ¿qué lectura hace del trabajo realizado por EH Bildu al frente del Gobierno municipal de Iruñea?
Seguramente, podría citar aspectos muy diferentes, pero sobre todas las cosas yo destacaría una: hemos demostrado que existe una alternativa de verdad. Frente a la tradicional alternancia de gobiernos de PSN y UPN, en la que las políticas se repetían miméticamente en todas las legislaturas, hay una manera diferente de hacer ls cosas, además de una manera efectiva y honesta.

Si echáramos la vista unos años atrás, parecería imposible lo que acabo ocurriendo. ¿Qué ha ocurrido en Nafarroa y en Iruñea?
El Cambio que se ha dado en 2015-2019 no fue algo tan raro, no fue un imprevisto, al menos desde un punto de vista sociológico. El Cambio se dio en la sociedad, y después pasó a las instituciones.

Hace 20 años, PSN o UPN formaban gobiernos en alternancia, y el resto se quedaba fuera. Después se crearon gobiernos de UPN con la complidad del PSN y, finalmente, con su implicación directa, ya que formaron un Gobierno de coalición. Al final ni siquiera la ayuda del PSN fue suficiente y fue entonces cuando el Cambio legó al Gobierno de Nafarroa y a los 20 principales ayuntamientos de Nafarroa. Lo diré otra vez: el Cambio se dio en la sociedad, y de allí pasó después a las instituciones.

Con el Cambio, Iruñea se convirtió en referente, tanto en Euskal Herria como fuera de nuestras fronteras, en temas como Memoria Histórica o el feminismo, principalmente en lo respectivo a la lucha contra las agresiones sexistas. ¿Demuestra eso que, aun con todos los límites que hay, el municipalismo es una herramienta más válida de lo que se cree para influir y cambiar las cosas?
Claro. En Memoria Histórica, lo encontramos todo por hacer, en los 40 años anteriores no se había hecho nada en Iruñea. Eso nos facilitó mucho el trabajo. También en la lucha contra las agresiones sexistas también había mucho que hacer. Además, quedó muy de relieve la gran distancia que existe entre la sociedad y la Justicia.

En ambos casos, nuestra estrategia (y nuestro único mérito) fue el siguiente: situarnos junto a los colectivos. No delante ni detrás, sino a su lado. Aceptamos y agradecemos su orientación. Aprovechamos la labor que durante décadas habían hecho los colectivos en el ámbito de la Memoria Histórica. Y con los colectivos de mujeres hicimos lo mismo respecto a la lucha contra las agresiones sexistas: nos pusimos bajo su liderato. Ese fue nuestro mérito más grande. Después, es cierto, la respuesta de la sociedad de Iruñea, fue enorme, ejemplar para el resto de ciudades del Estado.

De todas las cosas que hicieron durante el mandato, ¿cuál ha marcado especialmente a Joseba Asiron? ¿De qué está más orgulloso?
Seguramente, tendríamos que repasar área por área, algunas de ellas ya las hemos citado, pero si yo tuviera que escoger un único tema, sería el aspecto social. En lo que respecta a la vivienda, por ejemplo, hicimos una intervención muy efectiva en un parque municipal de viviendas que estaba totalmente abandonado y destrozado. Rehabilitamos 130 viviendas en cuatro años y las pusimos a disposición de familias sin casa. En primavera de 2019, ya había casi 400 personas viviendo en esas casas, además de las que peor lo estaban pasando. Por otro lado, la rehabilitación se llevó a cabo a través del programa «Trebatu», ofreciendo a las empresas pequeñas la oportunidad de competir en la administración.

Otro aspecto fue el de los desahucios. En junio de 2015, nos reunimos con los representantes de los bancos que trabajan en Iruñea y les dijimos a la cara que el Ayuntamiento no trabajaría con bancos desahuciadores. Y fue efectivo. En los cuatro años del Cambio no se ejecutó ningún desahucio en Iruñea.

Y, por contra, ¿qué le dejó mal sabor de boca? ¿Cuál de las cosas que se quedó en el tintero le produce más ‘pena’?
No haber reeditado el Cambio, sin duda. Necesitábamos otros cuatro años para llevar a cabo muchos proyectos, y no ha sido posible. Ese fue nuestro (mi) mayor fracaso. También es cierto que Nafarroa (e Iruñea) es el único lugar del Estado donde las tres derechas se presentaron juntas, bajo la marca Navarra Suma (PP, UPN y Cs). También ahí se ve que en 2019, como en 1512, Nafarroa es cuestión de Estado.

Con el regreso de Enrique Maya a la Alcaldía, la euskarafobia también ha vuelto (como hemos visto en el caso de Pirritx eta Porrotx), y el proyecto Geltoki, basado en otro modelo de economía y comercio, está amenazado… ¿Qué lectura hace?
Eso ha sido lo único que ha hecho Enrique Maya hasta ahora: desmontar, destruir, dar la vuelta a todo lo que hizo el Cambio. En igualdad, Memoria Histórica, movilidad sostenible, política lingüística…

Vemos dos cosas muy claras: la primera, que Navarra Suma no tiene programa, ideas ni proyecto de ciudad. Su único programa era evitar la continuidad del Cambio.

La segunda cuestión es la siguiente: Enrique Maya es políticamente incapaz de llegar a acuerdos. En la anterior legislatura que estuvo en la Alcaldía no aprobó los presupuestos ni una sola vez, y también en este 2020 ha fracasado. Cinco años de alcalde, cinco años sin presupuestos.

De todos los cambios que hicieron, ¿cuáles son irreversibles? ¿Qué fue lo que llegó para quedarse?
Lo dije mucho en su época: El Cambio será cambio en la medida en que no tenga vuelta atrás. Y eso ha ocurrido en muchos ámbitos. Un ejemplo: una de las primeras decisiones de Enrique Maya fue la de recuperar el sistema corrupto de cobro de dietas que habíamos eliminado. Nosotros y nosotras hemos dicho que no es más que una manera de obtener sobresueldos y la sociedad ha manifestado su enfado, ha sido escandaloso. Finalmente, «cautivo y desarmado», Enrique Maya ha dado marcha atrás.

La gente está muy sensibilizada con la corrupción, y durante cuatro años hemos demostrado que se puede evitar.

El comercio tradicional y el modelo de vida que de alguna manera está vinculado a él está cambiando en pueblos y ciudades. ¿Le preocupa? ¿Qué se puede hacer, por ejemplo, desde los ayuntamientos?
Claro que me preocupa. Por un lado, el pequeño comercio local tiene un gran reto para adaptarse al siglo XXI. Eso es cierto, Pero también es verdad que aquí, en Iruñea, se dio gran impulso a las grandes superficies en las legislaturas de UPN. En toda Europa, solo en Luxemburgo tienen una oferta superior a la que tenemos en Nafarroa. Eso es tremendo. Tenemos que defender e impulsar el pequeño comercio tradicional, haciendo pedagogía en la sociedad, con campañas institucionales, trabajando codo con codo con los y las comerciantes… Esa es nuestra responsabilidad.

¿Cómo vivió desde la Alcaldía lo ocurrido con el gaztetxe Maravillas?
Fue terrible. Siempre hemos defendido el derecho a la ocupación, y también la necesidad de espacios para la autogestión de los y las jóvenes. Por ello pusimos en marcha, por ejemplo, el proyecto Antzara, en el barrio de Mendillorri, y también en otros barrios.

En el caso de Maravillas, el edificio ocupado era propiedad del Gobierno navarro, y tuvimos grandes diferencias con las medidas adoptadas por el Gobierno de Barkos. Como ayuntamiento, tratamos de mediar, y llegamos incluso a ofrecer un edificio alternativo, este sí de de propiedad municipal, pero fue en vano, y el problema continúa. Eso es lo más triste.

El acuerdo entre cuatro fuerzas políticas fue lo que llevó el Cambio al Ayuntamiento y al Gobierno. En Iruñea, con altibajos, fueron capaces de aguantar y avanzar. ¿Cuál es la clave?
La sociedad de Nafarroa estaba muy castigada. Durante décadas no conoció otra cosa que la ficticia alternancia de UPN y PSN, y la gente estaba madura para el cambio. Era una reclamación importante y urgente de la gente. Eso nos impulsó. Y por eso también el Cambio va a volver. Es cierto que la derecha, con la marca Navarra Suma, ha logrado el mando en Iruñea uniendo todas sus fuerzas de manera antinatural. Pero tengo una cosa muy clara: Navarra Suma es la última trinchera del régimen, no tienen nada más detrás. No hay nada detrás de Navarra Suma.

En la CAV manda la derecha vasca, pero en ciertos ayuntamientos EH Bildu y Podemos han unido sus fuerzas para obtener la Alcaldía, desplazar al PNV y activar el cambio. ¿Cree que es la fórmula más efectiva para construir el pueblo desde la izquierda?
Las realidades en la CAV y en Nafarroa son muy distintas, al igual que ocurre con la de Iparralde. Pero por encima de esas realidades diferentes, hay una cosa muy clara: en Euskal Herria hay una mayoría progresista, y es nuestra responsabilidad articular esas mayorías y llevarlas a las instituciones. También es nuestro compromiso.

Sin embargo, Podemos y Equo acaban de aprobar los presupuestos neoliberales del Gobierno de Lakua. ¿Qué lectura hace? ¿Podemos ha renunciado a ser alternativa? Y, si es así, el que podría ser el principal aliado de EH Bildu para formar gobiernos de izquierda ha quedado desactivado para siempre?
La radiografía sociológica de Podemos es muy compleja. Aquí en Iruñea, por ejemplo, la mayor parte de los votos que movilizó Aranzadi en 2015 han vuelto al PSN, al régimen, y esa ha sido, una de las razones de que haya vuelto la derecha. El mundo de Podemos es plural y, como movimiento, carece de la madurez política y de la experiencia que tiene la Izquierda Abertzale. Pero, por desgracia, el espectro sociológico que representa Podemos es imprescindible, y lo seguirá siendo, para llevar nuestro Cambio a las instituciones.