1,3 millones de euros para reurbanizar la calle San Miguel, de apenas 250 metros

El Ayuntamiento destinará a la reurbanización de la calle San Miguel, de apenas 250 metros, 1.300.000 euros, lo que equivale al 5% del Presupuesto para este 2017. Habiendo zonas del municipio con necesidades mucho más evidentes, resulta a todas luces desproporcionado dedicar esta gran cantidad de dinero a renovar el aspecto de una calle.

 

El Presupuesto municipal para 2017, acordado por PNV y PSE, se aprobó el pasado mes de noviembre y, entonces, el Ayuntamiento no citó ni tan siquiera la intención de acometer obra alguna en la calle San Miguel.

Apenas unos meses más tarde, en marzo, aprueba su reurbanización con un presupuesto que asciende hasta la sorprendente cifra de los 1,3 millones de euros. Es decir, que se destinará una cantidad equiparable al 5% del Prespuesto de 2017 a la simple renovación del aspecto de una calle de 250 metros. 1,3 millones en 250 metros.

Las cifras hablan por sí solas, pero no está de más recalcar lo desproporcionado del proyecto. Carece absolutamente de lógica la decisión de invertir ese dineral en esta obra que, como señala EH Bildu, «no hace más que profundizar en la política del ladrillo y el cemento». «No es nuestro estilo», añade la coalición.

A la elevada pérdida de plazas de aparcamiento que acarreará esta obra hay que añadirle un factor clave: hay otras zonas el pueblo que tienen evidentes necesidades, mucho más notables que en el caso que nos ocupa. Sirvan como ejemplo las situaciones en lugares Astepe, La Tejera o Tantorta.

Más aún cuando el Ayuntamiento no ha sido capaz invertir en este último barrio y ha tenido que venir una empresa privada a hacerlo en base, claro, a sus propios intereses. Seguro que con los 1,3 millones de euros se les podría hacer un buen lavado de cara a esas zonas, o a la propia calle Karmen, muy cercana a San Miguel, y con mayores necesidades.

Con esta obra, el Consistorio vuelve a dejar claro cuál es su prioridad: centrarse en la estética de las zonas más céntricas, pero no invertir en las calles y barrios que tienen necesidades reales y más evidentes.